Por fin, momento de aperitivos, comidas y cenas veraniegas, en la terracita de casa, en el campo o si puedes, frente al mar…!!
Prepara ese plato que más te gusta y disfrútalo junto a una copa de un buen vino.
– No descartes ningún vino por ser verano, es decir, no te olvides de los que puedan ser más estructurados y complejos, siempre que los conserves y los sirvas a una temperatura optima.
– Acuérdate que el vino expuesto a altas temperatura evoluciona desfavorablemente, así que cuidando este detalle, puedes disfrutar de ellos como en cualquier otra época del año.
– No cabe duda, que el cuerpo nos pide vinos refrescantes, ligeros y que nos faciliten una buena digestión así que…a por ellos!!.
Blancos, Rosados, Tintos jóvenes afrutados, haz tu propia elección y mantenlos a una adecuada temperatura, en cualquier momento los puedes necesitar.
– Procura mantener el vino Blanco entre 7º y 10º en el momento de servirlo, el Rosado entre 8º y 10º, el tinto joven entre 12º y 15º y los de un paso corto por madera entre los 15º y 17º. Si ya hablamos de un vino con más crianza de 17º a 19º puede ser una adecuada temperatura para tomarlo.
– Para enfriar rápidamente una botella, al congelador NO!! Se romperían los aromas. Ponla en agua y hielo durante unos 15 minutos.
La temperatura de un vino es absolutamente esencial para apreciar todas sus sutilezas.
– Recuerda que la humedad adecuada, es muy importante para la conservación del vino, pues la falta de la misma, puede ocasionar que el agua del vino se evapore y seque el corcho, con lo cual pierda elasticidad, pudiéndose encoger o produciéndose grietas. Si esto ocurre corremos el riesgo que entre aire a la botella y oxide el vino.
El vino guarda muchos secretos, no lo olvides porque está vivo y para ello necesita de nuestros buenos cuidados.
De momento estos consejillos son suficientes para disfrutar de un gran verano en torno a la mesa, al buen vino y a los buenos amigos.