La labor de podar no es una tarea fácil.  Aunque parezca que solo se trata, de quitarle a la viña los sarmientos que le han ido creciendo en su periodo de reposo y  prepararla para un nuevo comienzo, no es así, es quizás el trabajo  más inteligente que realizamos en viña, ya que requiere un alto componente humano.

Cuando podamos, reducimos el nº de yemas y así reducimos el nº de racimos, preferimos menos cantidad de uva pero más calidad.

El principal objetivo de la poda, es controlar la producción de uva y encontrar el perfecto equilibrio entre el suelo, la planta y el clima. Cada viña en este caso, requiere una poda diferente, por eso sigue y seguirá siendo un trabajo manual.

Cuentan, que fue un burro quién inició al hombre en esta tarea, porque observaron los buenos resultados en la cosecha, después de que el buen animal pasara y se comiera partes de la planta.

Es importante, realizar la poda en días no lluviosos o húmedos, porque la madera puede enfermar, al igual que  utilizar tijeras de poda y demás utensilios desinfectados para evitar que esto ocurra.

Trabajar el campo con estos fríos,  es todo una hazaña, pero también lo es con el calor intenso del verano, trabajo duro por donde se mire.

Por eso quiero hacer una MENCIÓN ESPECIAL no solo a nuestra gente  que trabajan a pie de campo en Viña Elena y que realizan su trabajo con esmero y dedicación, sino en definitiva, a todos esos agricultores que pasan veranos e inviernos velando por sus cosechas.