Para beber y disfrutar del vino no es necesario el conocimiento , el conocimiento viene cuando el gusto por el vino se adueña del paladar. Al vino no hay que conocerlo hay que sentirlo, y para sentirlo hay que atreverse con el.

Así que coge tu copa  y adéntrate conmigo en una maravillosa vino- aventura.

Descorcha la botella sin miedo,  y olvídate de la sofisticación, el vino va a saber igual.

Déjalo caer en tu copa y, a partir de ahí, haz lo que quieras: Airealo o no lo airess, huélelo o no lo huelas, observa el color o no lo observes, lo único que sí te pido, es que lo saborees. Mantenlo en tu boca unos segundos y si puedes, cierra los ojos un instante, unos segundos en los que sientas que, el sentido del gusto se apodera de todos los demás.

Al beberlo se despiertan un sin fin de sensaciones en tu paladar, que pueden ser más o menos agradables, pero que seguro despiertan tu interés.

Si encuentras los frutos rojos,  perfecto, si no, perfecto también. Si aprecias un leve tostado en su aroma, genial, que no, pués genial también.

Si de repente levantas la vista al frente y dices… ¡este me gusta! y concluyes diciendo:

Yo no entiendo de vinos, pero sé el que me gusta y el que no me gusta.

¡BINGO!

Ya has logrado lo más importante, has creado tu propia diferenciación con un único criterio, el tuyo,  sin pensar que te debe  gustar, porque es “el bueno y caro” y gusta a todos los demás.

Así mismo, y sin querer entrar en retórica enológica. Siempre ayuda, seguir unos sencillos pasitos de cata, para extraer del vino todo lo que guarda en su interior. Lo digo por lo de oxigenarlo un poquito si ha pasado por barrica, por lo de llevárnoslo a nariz antes que a boca para extraerle matices y aromas o por lo  de…ufff… ya me estoy enrollando…!

 

Que hagas lo que quieras y como quieras, y que no me voy a poner más pesada con lo del pimiento rojo recién sacado del horno, que si te huele a pimiento BIEN y que si no TAMBIÉN!!

A tu salud!

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